ADUANA DE PORTOBELO

El edificio es de planta rectangular de 44 m de largo por 20 m de ancho sin contar el anexo y representa el “más fino estilo del Renacimiento”. Destaca por sus grandes espacios, excepcionales proporciones y su gran sobriedad. Fue construida por primera vez en calicanto en la década de 1630 por los vecinos Agustín de Rojas y Cristóbal de Armiñán; este último era de profesión alarife (albañil o arquitecto) y fue el autor del Puente del Rey en la ciudad de Panamá. El 15 de julio de 1638 el presidente de la Audiencia Enrique Enríquez de Sotomayor escribió al rey informando sobre que la construcción de la Aduana ya había culminado.  

Durante la Guerra del Asiento (1739-1748) entre España e Inglaterra, el vicealmirante Edward Vernon atacó y ocupó Portobelo dos veces, en 1739 y 1742, y aunque destruyó los castillos que defendían la ciudad, no tocó la Aduana, si bien la saqueó para repartir el botín que encontró entre su tropa. El 2 de agosto de 1744, durante la misma guerra, William Kinghills, comandante de la armada británica, atacó Portobelo desde sus dos navíos disparando alrededor de 5,000 tiros contra el poblado. Destruyó la gran mayoría de las casas de los vecinos, las iglesias y la Aduana. Durante este episodio descolló la defensa por los milicianos portobeleños bajo el mando de su famoso capitán Firi Firi, que impidió el desembarco de las tropas británicas, pero no pudo evitar el bombardeo del poblado. 

La Aduana fue reconstruida en 1766 por el ingeniero militar Manuel Hernández y siguió funcionando como tal y sede del gobierno local aún después de la independencia de Panamá de España en 1821. También en esta época fungió como escuela, hasta que quedó arruinada y abandonada tras el terremoto de 1882. Fue restaurada entre 1991 y 1998, pero la posterior falta de mantenimiento volvió a arruinar el edificio en gran parte, por lo que se decidió intervenirlo nuevamente en 2020 y terminó su restauración en el 2023.