SITIO DRAGO

El tamaño del sitio y la variedad de las evidencias materiales indican que se trata de una aldea y un centro de intercambio de bienes. Se han encontrado numerosas evidencias de la dieta que consumían, en la que predominaban los recursos marino-costeros, como peces o moluscos, y vertebrados terrestres como iguanas y venados. Se hallaron enterramientos humanos en ataúdes fabricados con lajas de coral, en medio de una zona del sitio en la que había una densa acumulación de huesos de mamíferos, la cual se ha interpretado como un área donde se realizaban festines comunales que acompañan a los rituales funerarios.

Se han encontrado restos de cerámicas extranjeras, producidas fuera del poblado y traídas allí desde lugares tan lejanos como el sur de Nicaragua, el valle central de Costa Rica o la región central de Panamá del otro lado de la cordillera, entre Coclé y Azuero. Esto indica los contactos que ya mantenían los habitantes de Sitio Drago, insertos en una red de intercambios prehispánicos que abarcaba más de 700 km desde la bahía de Parita hasta el lago Nicaragua.

Se logró detectar la presencia de rasgos arqueológicos muebles e inmuebles, a saber: dos yacimientos arqueológicos adicionales a los ya conocidos, 27 metates o mesas de moler, manos de moler, concheros, dispersiones cerámicas y otras evidencias que apuntan a una extensa ocupación humana de esta área en la época Precolombina.