CONJUNTO MONUMENTAL HISTÓRICO DE PANAMÁ VIEJO

El asentamiento colonial consiste principalmente en las ruinas de mampostería de los edificios de la élite de la ciudad. Así sobreviven las ruinas de los edificios de las personas pudientes, del gobierno y principalmente de la iglesia católica y las 7 órdenes religiosas que dominaron la vida espiritual de los ciudadanos (San José, Santo Domingo, Jesuitas, San Juan de Dios, Monjas de la Concepción, San Francisco y Virgen de la Merced). Es notoria también la arquitectura civil como los puentes del Rey y del Matadero, en los extremos norte y oeste de la ciudad respectivamente, así como la torre de su catedral, que servía de campanario y como atalaya de observación, y se ha convertido en uno de los símbolos de la nación panameña. 

El asentamiento primigenio fue escogido en 1519 por contar con una población previa de indígenas, por su cercanía a la costa Caribe, y por ser uno de los pocos buenos fondeaderos de la zona para crear un puerto en el Pacífico.

El pueblo creció alrededor del sitio de la Plaza Mayor, sufrió varios incendios y hasta un terremoto, que modificaron poco a poco su conformación edilicia. En su apogeo, la población de la ciudad pudo haber llegado a unas 10,000 personas, con una minoría de europeos, y una inmensa mayoría de panameños mestizos, mulatos, negros e indígenas, libres y esclavizados. Gente que para el siglo XVII en su mayoría era libre, y había nacido en el país, fruto del intenso mestizaje entre españoles, indígenas y africanos, que conformó el núcleo de ancestros de los actuales habitantes de la ciudad.